Andaba yo en mi casa
rodeada de apuntes de la Uned y con la mente puesta en el próximo Confetti,
y con una tristeza terrible porque este tiempo madrileño es un rollo y tal
pascual y me digo a mi misma, abre el periódico que seguro que ha ocurrido algo
con lo que te puedes indignar y por lo menos te quejas un rato que te gusta
y animas el blog.
Pues fíjate tú, que con la de cosas que están pasando como
siempre, me llama la atención la noticia de que ahora va a existir el 4G.
La obsolescencia programada es un fail comparado con la
rapidez con la que los móviles e Internet desechan continuamente aquello que
tres meses antes era LO MÁS.
Como “pequeño zote encantador” de las nuevas tecnologías que
soy, yo me suelo enterar de las cosas por
mis allegados que saben todos un montón y se enteran de todas las cosas de apps
y cosas de esas y luego con paciencia me lo explican a mí.
Como no teníamos bastante con ser los europeos que más cara
pagan la banda ancha (PRINGADOS) a ver que se inventan ahora las compañías de
este país para que tengamos que dejarnos un riñón. Porque si antes iban con el
rollo de “te dejamos este súper móvil a 0 euros estoy que lo tiro bueno bonito
barato” cuando todos sabíamos que con el clavazo de tarifa ya estabas pagando
el teléfono y las vacaciones de todo el departamento de administración de la
empresa, ahora, que son sinceros y te dejan pagar tu nuevo súper móvil en
cómodos plazos junto con la tarifa, pues ahora tendrán que buscarse otra manera
de dar la cuchillada ¿no?
Hay opciones y yo os voy a contar la mía.
A mí el 4G no creo que me haga más feliz, ni más guapa, ni
más lista, ni que me busque un novio con yate, ni ná de ná, aclarado esto, me
planteo que realmente no necesito para nada el 4G aunque ahora sea gratis
(porque luego guapos lo van a cobrar con un plus de 9 euros al mes en tu
factura), ni tampoco necesito que una compañía telefónica me haga sentir que le
debo la felicidad de mi vida cuando no es así.
Así que esta menda, que pierde su permanencia con unos
ladrones en el mes de julio, se va a comprar un móvil en propiedad y luego se
va a ir a la compañía más sensata/menos ladrona/más sincera que encuentre. Y tan tranquilamente.
Silvia Piquer.
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