Hace dos meses compre una botella de agua. Es algo así como una cantimplora; se puede rellenar y con el tiempo no coge olores el agua y luego esta lo del “bpa free”. Como todo en esta vida los científicos no se ponen de acuerdo en si el bpa (bisfenol A) es bueno o no. Algunos aseguran que despide al tiempo una especie de sustancia nociva y otros dicen que no es así. Creerlo o no es elección de cada uno.
La verdad es que esta decisión, la de tomar un camino u
otro, la de elegir una opción u otra, es algo que tendremos que hacer toda la
vida y la cuestión es a santo de qué, tenemos este miedo ancestral a la
equivocación. Equivocarse es de sabios dicen, yo creo que no es el hecho de
equivocarnos sino de ser conscientes de ello y admitirlo, y luego pedir perdón.
Todo es un pack, si no lo hacemos todo junto es cuando no funciona.
Yo compre mi botella de agua, pensando que hacia una
inversión de futuro. Si compro una botella de agua que se pueda rellenar,
pensé, no me gastare todos los días 0,40 céntimos de euro en una botella
pequeña de agua de plástico, que luego tendré que tirar. A día de hoy quiero
creer que esta inversión en una simple botella de agua rellenable ha ayudado a
que mi gasto baje y mi contaminación también, pero no estoy exenta de haberme
equivocado. Baraje bien las opciones, analice bien las alternativas y hice lo
correcto a mi modo de ver y lo mejor es que, si me hubiera equivocado, solo tendría
que pedir disculpas y elegir otro camino.
Cuando votamos también hay que pensar que es una inversión,
una inversión de cuatro años que pueden ciertamente derivar en alguno más.
Tenemos que ser más serios, valorar mejor las opciones, buscar las
alternativas, reflexionar, porque no podremos simplemente comprar otro pasado
mañana. Los políticos también tendrían que ser más serios en su trabajo, y
hacer inversiones en el futuro de este país. En realidad quienes deberían invertir
en el futuro de este país son las grandes empresas españolas (que en realidad
son el escalón superior a los políticos), pero ¿para qué?, ¿para gastar dinero
alentando a jóvenes que bien pueden emigrar y declamar de su país que no hay
ningún tipo de futuro?,¿qué dice eso de nuestra “marca España”?.
Dice que somos gilipollas. Y que tenemos que espabilar con
el ejemplo.
Primero los consumidores no
nos queda más remedio y luego poco a poco, las empresas inteligentes tendrán que
empezar a cambiar sus modelos de inversión y producción para adaptarlos a lo
que pide el consumidor; pido que se me de trabajo, un trabajo digno, como
persona cualificada de sobra en el ámbito al que aspiro llegar a trabajar. Pido
que alguien confíe en mi trabajo e invierta en mí.
Silvia Piquer.
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