24 abril 2013

Mercadillo de trueque.



Pasados los primeros días en los que todo el mundo  te dice eso de “que-te-pasa-ahora-eres-hippie-o-qué” la gente acepta que crees con convicción en lo que estás haciendo y dejan de meterse contigo.

Yo organice este “mercadillo de trueque” en petit comité (tanto que al final solo vinieron tres personas y mis compis de piso), pero salió bien. Consiste en invitar a café a tus amigas y que cada una lleve aquello de lo que se quiera deshacer por falta de espacio, por aburrimiento, porque somos compradoras compulsivas y compramos cosas que luego jamás nos ponemos, etc.… Aunque es cierto que la mayoría se centro en ropa, hubo un mix de joyas, maquillajes y objetos varios. Se pone todo en común y tanto como aportas puedes llevarte. Esas son las reglas bajo las cuales lo organizaba yo, pero debido a la minoría de público, al final cada una cogió lo que quiso que total estábamos entre amigas.

Hablando con una amiga irlandesa de este evento nos dimos cuenta de que realmente no sabemos apreciar aquello que tenemos. En Irlanda, Inglaterra, etc.… hay una autentica tradición basada en los mercadillos y rastros, una tradición sobre la reutilización de las cosas, porque la máxima es muy sencilla: para ti es mierda, para otro un tesoro.

En España, tiramos. Existen alternativas como el rastro de Zaragoza o el de Gijón, porque no me habléis del rastro de Madrid, que es un “rastro osease de anticuarios”. Es verdad que empieza a cambiar, pero muy muy muy muy lentamente, como todo lo que hacemos de “novedoso” en este país. A mí me han llegado a comentar que si no me da asco comprar ropa de segunda mano sabiendo que es posible que la antigua dueña de la ropa este muerta. ¡¡Dios mío que hace el Louvre con cuadros colgados que han pertenecido a gente MUERTA!! Por no hablar de las joyas familiares, que seguro que tienes alguna por ahí.

Aunque es verdad que teniendo en cuenta que la gente que rebusca en la basura para poder comer da una mala imagen a la “marca España” no sé como quedara esto de los mercadillos en nuestro currículum….


Silvia Piquer.

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